- Alto contenido de proteínas de excelente calidad. Una porción aporta más del 50% de las recomendaciones proteicas.
- Bajo contenido de grasas. La mayor parte de las grasas del pollo se encuentran en la piel y esta es de fácil remoción. La pechuga es uno de los cortes de carne más magros que se encuentran en el mercado, aportando solo 1.4 gramos de grasa cada 100 gramos de alimento.
- Predominio de grasas saludables. Del escaso contenido graso que queda en la carne, la mayor parte son grasas insaturadas, es decir, saludables.
- Bajo aporte calórico. Cuando se remueve la piel de pollo, obtenemos una carne magra, cuyo aporte calórico es escaso.
- Fuente de 8 micronutrientes. Aporta más de un 15% de la recomendación de fósforo, zinc, selenio, niacina, ácido pantoténico, vitamina B6, colina y vitamina B12. Pero también aporta otros micronutrientes: hierro, magnesio, potasio, cobre, tiamina, riboflavina, folatos, vitamina A, vitamina C y vitamina K.
- Baja en sodio. Una porción de pollo aporta solamente un 5% de la recomendación de la OMS de consumo de sodio
