El 90% del alimento balanceado que recibe el pollo que consumimos se compone aproximadamente de un 63% de maíz y un 27% de soja. Como ingredientes complementarios se utilizan conchilla molida o ceniza de hueso como fuente de calcio y fósforo, aminoácidos esenciales y núcleos minerales y vitamínicos. El maíz que se utiliza para alimentar a los pollos es el que producimos localmente y pertenece a la cosecha del mismo año, por lo que el cereal es siempre fresco.
Los Médicos Veterinarios, Ingenieros Agrónomos y Licenciados en Alimentos especializados en nutrición avícola diseñan las características que debe tener cada tipo de alimento para las aves. En la alimentación de los pollos se utilizan distintas “fases” de alimento, cada una de las cuales aporta los nutrientes de mayor demanda en cada etapa del crecimiento hasta los 50 días aproximadamente, que es cuando se alcanza el peso que reclama el consumidor. De esta manera, existen alimentos con mayor contenido de proteínas, apropiados para aves jóvenes con mayores demandas de este nutriente para el crecimiento y desarrollo muscular, y alimentos con mayor contenido de energía, óptimos para las últimas semanas de vida del ave.
La fabricación de alimentos balanceados requiere de un adecuado control de materias primas en la etapa de recepción de las mismas. Las materias primas pasan por un proceso de molienda para facilitar la disponibilidad de los nutrientes en el aparato digestivo de las aves, posteriormente se pesan y mezclan en las proporciones indicadas para constituirse por último en lo que indica su nombre, un “alimento balanceado” de acuerdo a la necesidad nutricional de las aves.